Escritos y publicaciones

 

Nuestro folclore

 

Coplas de la Contraviesa

 

En 2006, la recién creada por entonces Asocicación Cultural de Cástaras y Nieles, publicaba Memoria oral de Cástaras y Nieles, una recopilación de romances, canciones, coplillas, poesías y otras piezas del acervo lúdico castareño, en un libro que tuvo escasa difusión por razones que no vienen al caso. El conjunto incluía una amplia sección titulada «Coplas de la Contraviesa» consistente en una recopilación de estos elementos llevada a cabo por Andrés Bonilla.

Andrés Bonilla Lopez era un cortijero —en el sentido más alpujarreño de la palabara—, nacido en el cortijo Don Juan en 1932 y fallecido hace pocos años, que a lo largo de su vida fue anotando en su memoria las coplillas que resonaban por los aires alpujarreños emanadas de gargantas resecas por el polvo del camino, el tamo de la era y el sol ardiente del verano o entonadas en atardeceres y veladas de baile, trovo, y pasiones. Ya jubilado, fue trasladando de su memoria a un cuaderno manuscrito todas esas coplillas de forma tal que, sin saberlo, conformó el trabajo etnográfico más completo llevado a cabo sobre este aspecto del folclore alpujarreño. La recopilación está formada por 156 estrofas, quintillas en su mayoría, como cabría esperar del origen de estos versos, varias cuartetas y algunas otras letrillas de distinta medida y condición.

Andrés Bonilla López, autor de la recopilación de Coplas de la Contraviesa en tres fotografías tomadas en diferentes momentos de su vida.

En Recuerdos de Cástaras consideramos que el mejor destino de este legado es ponerlo a disposición de etnólogos, folcloristas y demás estudiosos de nuestras costumbres y sobre todo de los propios alpujarreños, contribuyendo así a que no se apague «la voz del hombre extendida por el duro territorio» de nuestra amada Alpujarra. Así lo han entendido también José, Andrés y Dolores, los hijos de Andrés Bonilla, que en un gesto que los honra y que agradecemos, entregaron en 2006 esta herencia inmaterial a la Asociación Cultural de Cástaras y Nieles, y ahora a nosotros, sin pedir nada a cambio, y han escaneado algunas —casi todas— las páginas del cuaderno manuscrito para que también puedan ser consultadas en nuestra web.

 

Coplas de la Contraviesa

Recopilación por Andrés Bonilla López

Ven acá y siéntate aquí,
tú en una piedra y yo en la otra.
Nos contaremos las penas
que las alegrías son pocas.

Yo no digo que mi barca
sea la mejor del puerto,
pero sí digo que tiene,
los mejores movimientos
que ninguna barca tiene.

Por allí viene mi barco
que lo conozco en la vela,
cargado de papel blanco,
dentro viene mi morena
vestida de azul y blanco.

Por Málaga y por ahí
me tienen a mi por muerto,
ya no me alegran a mí
las flores de ningún huerto,
sino  las de tu jardín.

Niña no te fíes del mundo
que el mundo entero te engaña,
es tanto lo que te quiero,
que te llevo en mi compaña.

Yo eché una firma en la arena,
la pluma tiré al mar,
los peces fueron testigos
de aquella formalidad,
que tú tuviste conmigo.

De que te sirve llevar
vestidos que cuestan tanto,
ese lujo que tu llevas
se te convierte en quebranto,
cuando tú a tu casa llegas.

Yo quisiera y no quisiera,
que son dos cosas contrarias.
Quisiera pedirte un beso
y que no me lo negaras.

No me sirven memoriales
ni papeles a la audiencia,
que me han dicho los fiscales
que mi juicio esta en Valencia,
en manos de tribunales.

Las olas bravías del mar
se estrellan sobre las rocas,
y yo me estrello en tus labios.
Los humildes besos míos,
son los que te tienen loca.

Niño que vas por la calle
muerto de hambre
y casi en cueros,
no tienes padre ni madre
y quieren darte consuelo,
a sentir no hay quien te iguale.

No le pegues a mi hermanito
que no es ningún criminal,
si ha cometido algún delito
aquí estoy yo para pagar,
lo que haya hecho el pobrecito.

En el mundo miserable
no hay mozuela como tú,
ni tipo tan elegante.
Por ti diera mí salud,
por ti derramo mí sangre.

Tienes el pelo rubillo,
rubillo acaracolao,
en cada caracolillo
llevas el amor pintado.

Eres como la veleta
que está en la torre subida,
después de que eres veleta
también tonta y consentida,
hechicera y alcahueta.

No te ensanches verdolaga,
recógete un poquito,
que la huerta no es tan grande
ni el hortelano tan rico.

Una rubia me engañó
y me llevo a mitad de un trigo.
Cuándo volverá la rubia
a tener bromas conmigo.

Quien te  puso gorrión
de pájaros no entendía,
sabiendo que el alcaudón
se la da a la totovía,
tan astutas como son.

En la historia de mi vida
siempre vive una mujer,
que recuerda mi alegría
por ser el primer querer,
querer, que nunca se olvida.

Yo me enamoré de noche
y la luna me engañó.
Otra vez que me enamore
ha de ser de día y con sol.

Como la luz del farol
que alumbra, pero no quema,
por medio de su resplandor
estoy viendo a mi morena,
como los rayos del sol.

La quise con delirio,
debajo de tierra está.
Ella misma se mató
por darme a mí martirio,
ella fue la que perdió.

La que me enseñó a querer
era una mujer perversa,
me hizo perder la cabeza
la  tuve  que aborrecer,
Dios mío cuanto me pesa.

Viva el vino y las mujeres,
viva las olas del río,
viva España porque tiene
el rincón donde he nacío.

Cuchichea, cuchichea,
apercíbete del canto.
Pájaro que gasta idea
no se retira del tanto,
aunque la muerte vea.

Una y una y dos son cuatro,
dos me faltan para seis,
para diez me faltan cuatro,
seis para dieciséis,
ocho para veinticuatro.

Ya estoy como tu querías:
loco perdido por ti.
Ahora me dices mal nacido
que me retire de ti,
que tú a mí no me has querido.

Aunque te vistas de seda
de tela que no se use,
siempre serás tonta y fea,
el cuerpo te huele a azufre,
como el marinero a brea.

El hombre que se ilusiona
en querer a una mujer,
a su padre abandona
y luego se viene a ver,
como España sin corona.

Por culpa de una mujer
fue mi perdición primera,
No hay perdición en el mundo
que por mujeres no venga.

Siendo la luna tan bella
el sol pierde su albedrío,
y se nublan las estrellas,
mujer que yo haya querido,
nunca haré un desprecio de ella.

Debía durar una madre
lo que dura una palmera,
y siempre tendría el hombre
una mujer que lo quiera,
y un corazón que lo adore.

Es tanta la claridad
que por tu ventana sale,
que dice la vecindad:
ya esta la luna en la calle,
en la calle la luna está.

Entre medio de olivares
tengo una casita blanca,
ni la alquilo, ni la vendo
porque allí murió mi madre,
harta de pasar tormento.

Matías con su retaco
mató a Rosendo Martín,
la totovía y el pato,
un cuquillo que había allí,
también alcanzó un chispazo.

Hombre no me seas ingrato,
convéncete a la razón.
La mujer es como el gato
cuando caza un ratón,
con él se divierte un rato.

Aprovecha la ocasión.
La mujer que es zalamera
y sabe guardar su honor,
no le ha de faltar quien la quiera,
dijo el sabio Salomón.

Tengo el amor volatero,
no lo puedo remediar,
tantas como veo quiero
no le tengo voluntad,
ni a las alas de mi sombrero.

Amor querido de un año,
olvidarte no es razón.
A donde se enciende lumbre,
quedan cenizas o carbón.

Al campo sale la abeja
volando de flor en flor,
la que no le gusta la deja
y la gala de un trovador,
es no cantar coplas viejas.

Con reflexión y con anhelo,
con amor y simpatía,
hermosa estrella del cielo,
quitándome vas la vida,
sabiendo que por ti muero.

Cuando vi que te casabas
a Dios le pido llorando,
que lo disfrutes muy bien
aunque yo muera rabiando.

Si la sangre de mis venas
la necesitaras tú,
como un limón me exprimiera
para darte a ti salud,
aunque después  me muriera.

El rey  España no sabe
donde se encierra el talento.
Han hecho los alemanes
un tranvía por el viento.

Soy colorín desgraciado
que apenas salí del nido,
los muchachos me han pillado,
por dos cuartos fui vendido,
en una jaula encerrado.

No me vengas con ternura,
si no te voy a querer
la mujer contra más judas
más grande pega el pastel.

Yo soy hombre como diez
que mantengo un saco paja,
ando una legua por mes
y me blinco unas tenazas
porque estoy suelto de pies.

Aquel que sube una cuesta
la sube muy acalorado,
llega a lo alto y se sienta
y dice disimulado:
tu querer caro me cuesta.

La madre que te crió
se merecía una corona,
tu padre un albardón
y tu una jáquima de borlas,
que te la pusiera yo.

El santo Tomás de Aquino
escribió con su memoria:
todo aquel que bebe vino
va derechito a la gloria,
si no se tuerce el camino.

Por la mañana la llamo
para echarle de comer.
Al tiempo de echarle de comer,
donde vino a ponerse
la tortolilla en la mano.

Yo me subí en un tomillo
huyendo de la humedad,
el tronco lo royó un grillo
y al suelo vine a parar,
más redondo que un cuartillo.

Soy de la opinión del cuco,
pájaro que nunca anía,
pone huevos en nido ajeno
y otro pájaro los cría.

Dicen que te llamas Laura
pero no de los laureles,
que los laureles son firmes
y tú no lo eres.

De dolores estoy malo,
de dolores moriré.
Dolores la culpa tiene
de que malito yo esté.

Quien cambia sol por luna
valiendo el sol mucho más.
El sol calienta y alumbra
y la luna alumbra y nada más.

Una mujer de mi barrio
se meó en mi perejil,
si no me pagan el daño
le doy parte al alguacil:
Que venga y le tape el caño.

La mujer que quiere a uno
y le da calor a otros,
en la vida he visto yo
una zorra con dos jopos.

Tengo el mejor par de mulos
que se crían en Barbacana.
Tengo la novia a mi gusto,
estoy como me da la gana.

Nadie hable mal de nadie,
que somos de carne humana
y no hay pellejo de vino
que no tenga su botana.

Si tuvieras olivares
como tienes fantasía,
el río de Manzanares
por tu puerta pasaría.

Una  paloma bajó
a un arroyuelo a beber,
por no mojarse la cola
levantó vuelo y se fue,
¡que paloma tan señora!.

A un loco le dio en su manía
en pintar una mujer.
Ya que pintada la tenía
le puso un letrero en los pies:
¡Esta mujer es la que yo quería!

Desátame las cadenas
con las que me tienes atado,
que bastante tiempo he sido
de tu rigor castigado.

Vengo bien recomendado
del árbol del paraíso
para sentarme a tu lado
si no tienes compromiso,
y quieres hacerme un lado.

Eres la bonita flor
que se cría con esmero,
nadie renuncia al amor
mientras viva el jardinero,
que es el que riega la flor.

Una mujer de mi barrio
no diré quien, ni quien no,
por no salir a la calle
en la cama se meó.
Coló siete colchones,
un entresuelo que había.
Ahogó siete lechones
y una marrana de cría.

¿Por que te llamas Dolores?
Explícame este misterio.
Si yo soy el dolorido,
padezco de mal de amores
desde que te he conocido.

A las dos de la mañana,
abre que soy el moreno,
y dame por tu ventana
un vaso de anís del bueno.

La carta que te escribí.
si algunos borrones fueron,
no hagas malicia de mí,
son lagrimas que cayeron
al acordarme de ti.

A la reja de la cárcel
no me vengas a llorar,
ya que no me quitas penas
no me las vengas a dar.
Tengo yo un hermano loco
por culpa de una mujer.

Yo no me caso en la vida
por no veme como él,
loco en la flor de su vida.

Mi novia me dijo anoche
que no comiera guisado,
que tenia para mi
un conejillo aviado.

La mujer que yo quería
se ha convertido en estrella
tengo que inventar un globo
que suba al cielo a por ella,
al mismo Dios se la robo.

Dicen que me has olvidado.
A mi no me da penita,
que la mancha de la mora
con otra verde se quita.

A la entrada de los pueblos
las Marías hacen ralla.,
En medio las Isabeles,
y a la salida las Anas.

Tu no te llamas Maria,
ni Carmela, ni Pilar,
te llamaras algún día
como te quieran llamar.

Por ser mujer de la vida
eres la afición del oro,
la rica flor de la araña.
Eres un grano de oro,
el pulí mar y la entraña,
y el amor del matrimonio.

Yo mismo tengo la culpa
de verme como me veo,
solo y sin calor de nadie,
por escuchar los consejos
que a mí, me daba tu madre.

Entre Alcudia y Fiñana,
la Calahorra y Aldeire,
en esos cuatro lugares
meten el gato por liebre.

Yo conocí una mala madre
que a su hija vendió por dinero,
ella lo tuvo presente,
el castigo le vino luego.
Ella pago con la muerte.

A un sabio le he preguntado
por el libro del querer.
El sabio me ha contestado
y por yo quererlo saber,
hasta ciego me he quedado.

Yo creía que era yo solo
el que tu jardín regaba,
pero veo que son muchos
los cubos que sacan agua.

Yo canto de noche y de día,
mi canto nadie promueve,
yo soy como el ave fría
que canta al pie de la nieve,
al amanecer el día.

Yo conocí una mujer
que a ningún hombre quería,
pero llego cierto tiempo
que los hombres perseguía,
y con gran atrevimiento.
Era una mujer decente
que se encontraba sin dinero.
A su madre enferma en la cama

tenía,]

y para librarla de la muerte,
ella su honra vendía.

En tierra extraña me veo,
forasterillo y cantando,
yo no sé si en mi tierra
por mí estarán llorando.

Niña que está dormida
y la guitarra la llama,
despierta despavorida
dando vueltas en la cama.
¿Donde esta la ropa mía?
Dame un besito y adiós,
cariño, y vente a la cama
que no quiero que por mí
pases frío en la ventana.

De día pensando en ti,
y de noche me desvelo,
de pensar que está con otro
la mujer que yo más quiero.

Arroyo de qué presumes
si al verme te vuelves loca,
si se que estás deseando
de darme un beso en la boca,
y me lo estaás negando.

Eres palomita blanca
del palomar de Cupido,
échate a volar si puedes
y vente al campo conmigo.

En enero no hay claveles
porque los marchita el hielo,
en mayo los hay siempre
por que salen de su cautiverio.

Por el filo de una espada
se paseaba una fiera,
por mucho que corte un filo
más corta una mala lengua,
cuando habla sin motivo.

Con la lunita de enero
te he comparado mil veces,
por ser la luna más clara
que tienen los doce meses.

Cuando la guitarra siente
los golpes del tocador,
cuando es madera y lo siente,
que será mi corazón,
que esta sentenciado a muerte.

El olivo bien plantado
siempre parece olivita,
y la mujer bien casada
siempre parece mocita.

Al pie de una cornicabra
se quedo un pastor dormido,
y se le fueron las cabras
al almendro más florido.

En frente de ti me veo,
contigo no puedo hablar,
eres como Cartagena
que toda amurallada está.

Soy mas firme en el querer
que el murallón de Meninas.
El año que da en llover
salta el agua por encima,
y no lo puede romper.

La aceituna en el olivo
si no se coge se pasa,
lo mismo te digo a ti,
chiquilla, si no te casas.

La mujer que se enamora
de la ropa y no del hombre,
le falta el conocimiento,
porque la ropa se rompe.

Hombre, no me seas ingrato,
convéncete a la razón:
La mujer es como el gato
que cuando coge un ratón,
con el se divierte un rato.

Al principio de una fiesta
ninguno quiere cantar.
Cuando se va terminando
ninguno quiere callar.

Ardo como la bencina,
como la tea y el gas;
la parranda se aproxima,
permiso pido para entrar
de la calle a la cocina.

Un bien que hagas en la vida,
aún siendo de corazón,
no lo nombres todos los días,
siendo una buena acción,
pierdes la categoría.

Por una montaña sola
vuela una paloma triste,
en busca de un bien que adora
no hay mata que no registre,
con qué desconsuelo llora.

Tienes corazón de fiera
duro como el pedernal,
Retírate de mi vera,
que me horroriza el pensar
que has de ser mi compañera.

Tengo yo una morenita
que huele a flor de romero,
con su cara tan bonita
que la envidia el mundo entero,
y a mí el sentido me quita.

Quisiera tener de lomo
la barriga prevenida,
y de longaniza el colmo
y decir con alegría
venga vino que me ahogo.

La flor de la maravilla
es pura como ella sola,
la más blanca y más sencilla
de la bandera española.

Al verte tan placentera
todo me llené de gozo,
me pusiste de tal manera
que me he propuesto estar mozo,
hasta el día que tú quieras.

Eres  la estrella del sur,
¿dónde estás que no te veo?
Dios te de tanta salud
como para mi deseo.

Yo te quiero más que a mí
y más que a mí te venero,
más que a mi padre y madre,
yo mas quererte no puedo.

Tengo que pelear más,
por tu garbo y tu salero,
que peleó Fierabrás
con el valiente Oliviero.

Santa Rita con su llanto
consiguió a San Agustín
y yo queriéndote tanto,
no te puedo conseguir
ni con risa ni con llanto.

Por ti lirio, por ti rosa,
por ti clavel encarnado,
por ti clavellina hermosa
me llevan a ser soldado,
al cuartel de Zaragoza.

Limosna le pedí a un rico,
aguardé a que me la diera,
lo que me dio fue un desaire.
Lo que de un rico se espera,
un rico no le da a nadie.

No abuses del infeliz
aunque el dinero te sobre,
yo vi a un rico vestir
con los desechos de un pobre
y de puerta en puerta pedir.

Dicen que me has de matar
con un puñal valenciano,
yo te perdono la muerte
si me la das con tu mano.

Tengo un libro de fortuna
que me lo dio un marinero,
en leyéndole a la luna     
dice en el renglón primero:
«Como tu cara ninguna».

Me tienes tan hechizado
que mi querer no varía;
vivo en el mundo arrastrado
solo por decir un día:
la reina tengo a mi lado.

Vivo tan enamorado
de tu hermosura y belleza,
que no me daría cuidado
de entrar contigo a la iglesia
y arrodillarme a tu lado.

Por las calles y las plazas
siempre pensando en tu amor,
como no me valen trazas
le digo a mí corazón:
¿que es esto que por mí pasa?

Un avaro se moría
recontado su dinero,
y mirándolo se decía:
maldito para que te quiero
si no me salvas la vida.

No hay medicina en la tierra
que cure todos los dolores,
si de amor es la dolencia
están de más los doctores,
de nada sirve la ciencia.

De luto la vi. pasar
con un velo por la cara
y me obligó el preguntar:
¿que habrá pasado en el cielo
que la virgen va enlutada?

Por el mar de tu pechito
navega un barquito inglés,
quien fuera marinerito
para navegar en él.

Eres más bonita niña
que la nieve en el barranco,
el clavel en la maceta,
y la azucena en el campo.

Mujer que tanto he querío,
por Dios no pierdas tu honra,
si no tienes para comer
por ti pido yo limosna,
aunque mal pago me den.

Solamente por tu amor
ando de noche y de día,
te quiero con más primor
que minutos tiene el día,
y rayos desprende el sol.

En todas partes del mundo
sale el sol cuando es día,
a mi me sale de noche
hasta el sol va en contra mía.

No te subas a las ramas
mira que puedes caer,
yo hago a pelo y a lana,
no te vayas a creer
que los pajarillos maman.

El que ciego viene al mundo
con la esperanza de ver,
no tiene tanta penilla
como el que ha visto y no ve.

A mi me dice mi madre:
cuando salgo de mi casa:
no te recojas muy tarde,
no me seas el demonio,
no me quemes más la sangre.

Un niño decía llorando:
papaíto no me pegues
esta mujer no es mi madre,
si mi madre está en el cielo
llevadme con ella un día,
yo a esta mujer no la quiero.

Eres la mujer más bella
que en el mundo puede haber,
la hermosura te atropella
y tu cara es un clavel.

Eres la rubia encantadora
del color del carmesí,
aquí tienes quien te adora
quien se muere por ti
y quien por tu sangre llora.

Si vieras tu casa arder,
en tu culo un avispero,
a tu mujer con un fraile,
¿a cual acudirías primero?

De la yegua sale el potro
y con el tiempo se cría,
no es necesario tanto alboroto,
yo no he visto todavía
un hombre comerse a otro.

A un arroyuelo bajé,
de noche y con luna clara,
al agacharme a beber
me pareció ver tu cara,
y al agua fui y la besé.

En los bosques más copiosos
que tiene la Andalucía,
mataron a un hombre mozo
solo por que decía:
viva los cuerpos garbosos.

Por tu culo doy un duro,
por tus tetas dos pesetas,
por tu conejo dos reales.
Ajusta la cuenta Pepa
a ver si son treinta reales.

Una rosa en su rosal
gasta mucha fantasía.
Viene el viento y la deshoja,
ya esta la rosa perdida
y no hay quien la recoja.

Estas más ancha que ancha
porque tienes muchos novios
y luego te vas quedando
como la llueca sin pollos.

Quítate de la ventana
no me seas ventanera,
que de la ventana sale
la que es mala y la que es buena.

Te quiero como si fueras
hijilla de mis entrañas,
tienes amores con otros
y a mí no me desengañas.

El agua fresca del caño
claramente dice nieve,
y yo te digo cantando
claramente si me quieres.

Si me muero antes que tú
he de pedirle al eterno,
una ventana con luz
para siempre estarte viendo.

Era un perro callejero
que yo le eché de comer
y arrastrándose por el suelo
mi mano vino a lamer,
no he visto perro tan bueno.

El querer de la mujer
es como el día  nublado,
ás pareceres
que leyes un abogado,
y un escribano papeles.

Cortijerilla  la quiero
que viva a orillas de la rambla,
ya que no tenga dinero
que tenga cerquilla el agua,
para que me lave el pañuelo.

Quien te puso malva loca
supo bien ponerte el nombre,
malva porque eres muy buena,
loca, por querer a un hombre
y este hombre quiere a otra.

Yo te quise desde niño
para vivir a tu lado,
como la flor del armiño
siendo de ti agraviado,
yo te juro mi cariño.

Hay que lindo macetero
estoy viendo desde aquí,
y yo como forastero
no hay un clavel para mi,
aunque sea por el dinero.

Cuando salí de la cárcel
miré el cielo y dije así:
¿dónde está mi libertad.

Vaya, porque ya me falta
el aliento dueño mío,
que te he escrito cuatro cartas
y no me has correspondido.

Bonilla López, Andrés (comp.) (2013). Coplas de la Contraviesa. Recuerdos de Cástaras; por cortesía de los herederos del autor. Ilustraciones de Juan Molino y Jack Rutherford. Recopilación publicada originalmente en: Memoria oral de Cástaras y Nieles. Cástaras: Asociación Cultural de Cástaras y Nieles, 2006; pp. 107-149.

 

Algunas páginas del cuaderno de Andrés Bonilla

Copyright © Jorge García, para Recuerdos de Cástaras (www.castaras.net), y de sus autores o propietarios para los materiales cedidos.

Fecha de publicación:

9-11-2013

Última revisión:

8-02-2023