LA CASA

 

 

 

 

Perspectiva de forjado de cañizo

 

La casa alpujarreña está muy integrada en su entorno natural, adecuándose perfectamente al terreno y al clima. Normalmente ocupan parcelas estrechas y profundas, con una o dos alturas y ocasionalmente una tercera llamada cámara que se utiliza como almacén de grano, frutos, utensilios, etc. En su construcción se emplean exclusivamente aquellos materiales que pueden obtenerse en los alrededores, como la piedra, la launa, la caña, o los rollizos obtenidos de castaños, robles, álamos, etc.


Vigas de álamo y cañizo


La arquitectura alpujarreña se basa en la agregación de estos materiales tal y como se encuentran en el entorno, con una elaboración mínima, sin perder su identidad al unirse con los otros. Los muros de la casa tienen un grosor de 50 a 70 centímetros, se construyen con mampuestos de piedra unidos por una argamasa de arcilla agua y cal; en ellos, cada 40 centímetros, se apoyan perpendicularmente las vigas, rollizos de castaño y roble en la Alpujarra Alta, y de álamo en la Alpujarra Media y Baja. A partir de este punto, el forjado puede tener tres soluciones. La primera, que es la más utilizada Nieles, consiste en la colocación sobre los rollizos, de un entramado de cañizo unido con cuerdas. La segunda solución sustituye el cañizo por lajas de pizarra atravesadas sobre los rollizos, y en tercer lugar, el cañizo es sustituido por un entarimado de tablas. Finalmente, se extiende una capa de malhecho consistente en hojas y arcilla; sobre ella se extiende la launa, arcilla magnésica que se produce por descomposición de la pizarra, y que actúa como impermeabilizante. Para configurar el terrao (terraza), se remata el perímetro con un alero de lajas de pizarra, llamados beriles, sobre las cuales se coloca una hilera de piedra llamada castigadera, que sujeta la laja.

Las ventanas ocupan generalmente huecos pequeños a fin de evitar la entrada del frío, si bien, el clima benigno de Nieles, permite que prácticamente todas sus casas tengan balcón, elemento que en su día fue señal de distinción.

El interior de la vivienda se distribuye en sus dos plantas de la siguiente manera: en la planta baja nos encontramos con un pequeño portal, una habitación para almacenar productos agrícolas, aperos, arreos, etc., pajar y trojes para forraje y leña, y cuadras, a las cuales, en ocasiones, se accede directamente desde la calle. Del portal parte una escalera de 8 o 10 peldaños que lleva al repartidor en la segunda planta, desde él se accede a la espaciosa cocina, despensa, cuarto del horno y sala que a veces coincide con el repartidor. En esta planta se encuentra también la terraza,  utilizada fundamentalmente para el secado de productos agrícolas como pimiento, higos, etc. Finalmente, a través de un escotillón, se accede las cámaras, en las cuales, como ya hemos dicho se guardaba el grano, frutos, y otros productos.


Horno

Chimenea

(La  ilustración superior ha sido  extraía del libro "Guía rápida y entretenida para comprender la arquitectura popular de la Alpujarra, de José Alberto López Tovar)