La cabra montes (junto con el jabalí) son los únicos grandes mamíferos salvajes que encontraremos por la Alpujarra y Sierra Nevada, pudiéndose encontrar a estas desde cotas muy bajas (en los alrededores de Órgiva) hasta en las mayores cumbres de la Sierra.
Este herbívoro que se alimenta de cualquier materia vegetal: hierbas, líquenes, cortezas, brotes y frutos, es una especie endémica de la Península Ibérica, donde se distribuye por la mayoría de los macizos montañosos, aunque existen variaciones locales en cuanto a la coloración del pelaje y forma de la cornamenta, en general es muy parecida la cabra de los Alpes (Capra ibex).
A pesar que en los años 50 estuvo en franco peligro de extinción, en la actualidad se ha recuperado completamente y dada la falta de depredadores naturales ha llegado, en algunos casos, han pasado a constituir un problema por los destrozos que origina a la agricultura o por las epidemias de sarna que periódicamente padecen, dado que podrían transmitir la enfermedad a los rebaños de animales domésticos existentes en la zona.
Rebaño de cabras monteses en el Cerro de los riscos'
Los machos presentan una gran cornamenta, sin ramificar, que se curva ligeramente hacia atrás. Siendo en las hembras más pequeña y delgada.
Los machos miden, entre cabeza y cuerpo, 1,25 m y pesan de 50 a 58 kg. Las hembras algo menores miden 1 m y pesan de 30 a 36 kg.
La época de celo se produce entre noviembre y enero. Es entonces cuando se producen la lucha entre los machos , los cuales se alzan sobre las patas traseras y al caer entrechocan las cornamentas. El vencedor se hace con un pequeño harén de hembras que abandona después de las cópulas.
La gestación dura unos 5 meses, y la época de parto es entre abril y julio. Tienen una o dos crías, a las que amamanta hasta los seis meses de edad. Posteriormente, si la cría es un macho, abandona a la madre para unirse a otros machos.
Es una especie de hábitos diurnos en invierno y con tendencias nocturnas en el verano, en esta época llegan incluso a refugiarse dentro de las cuevas durante el día.
Tímida y tranquila, tiene un gran olfato y oído y está especialmente adaptada para saltar entre las rocas, incluso por paredes casi verticales y el hielo. Siendo característico el silbido-chillido que emiten cuando se asustan al ser sorprendidas.
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El jabali puede ser considerado, con toda probabilidad, como el ancestro salvaje de la mayoría de las razas domésticas de cerdos existentes, es por ello que su fisonomía es muy parecida a la de
estos: cabeza muy grande, largo hocico con grandes caninos (transformados en estructuras de defensa en los machos), ojos pequeños y orejas moderadamente grandes. El cuerpo es macizo y robusto, con el cuello y las patas cortas (las traseras ligeramente más bajas que las delanteras) pero muy fuertes.
Pelaje está compuesto de fuertes cerdas, más largo en invierno, de color parda-negra a parda-grisácea. La cola es corta. Las crías (denominadas jabatos o rayones) son marrones, con tres o cuatro bandas longitudinales amarillentas a cada lado del cuerpo. Cola mediana, termina en una borla.
Los machos más robustos miden hasta 1,6 m, las hembras de 0,9 a 1,2 m. Pesando de 155 a 265 kg. Las hembras tienen hocico más prolongado y colmillos menos desarrollados.
El pie está provisto de dos dedos con pezuña, así como de dos rudimentos traseros más elevados. Su huella es muy característica.
Su distribución comprende toda la Península Ibérica, siendo más abundante en el centro, norte de Andalucía y Cataluña. Gustándole los terrenos con matorrales, cubiertos de abundante vegetación.
La principal época de celo se da en los meses de noviembre y diciembre. Las hembras tienen un solo celo de 23 días. La gestación dura cerca de cuatro meses y el parto ocurre entre febrero y abril, con una única camada por año. Las crías alcanzan la madurez sexual a los dos años.
Generalmente vive en familias, con un macho y una hembra junto a sus crías: la hembra conducen a los jabatos mientras que el macho protege la retaguardia del grupo. Aunque los machos viejos viven en solitario y los individuos jóvenes, de dos a cinco años, suelen formar "piaras" o grupos separados de machos.
El jabalí emite dos tipos de sonidos: gruñidos y silbidos. Tiene gran afición en revolcarse en el barro y agua, para librarse de los parásitos, y frotarse fuertemente contra los árboles.
De hábitos predominantemente nocturnos, su visión es escasa, pero su olfato y oído son agudos. Siendo su alimentación omnívora abarcando desde: frutos (bellotas, castañas, bayas), tubérculos y raíces, cereales, gusanos e invertebrados, mamíferos pequeños, culebras, hongos, caracoles, huevos y pollos de aves nidificantes en el suelo, crías de cérvidos, carroña, etc.
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